Los astrónomos alertan sobre la sobrepoblación de satélites en la orbita baja donde operan estas constelaciones artificiales.
Los satélites de Starlink podrían arruinar las observaciones espaciales. Un estudio publicado en la revista Nature alertó sobre el impacto de las mega constelaciones en la astronomía espacial. La investigación reveló que hasta el 96% de las imágenes captadas por algunos telescopios en órbita baja podrían verse afectadas en la próxima década debido a la proliferación de dispositivos como la red de satélites de SpaceX.
El número de satélites en órbita aumentó de 2.000 a 15.000 desde 2019, impulsado por la reducción de costos en los lanzamientos y la flexibilidad de las regulaciones internacionales. Aunque estudios previos analizaron el efecto de estos satélites en la astronomía terrestre, este trabajo fue el primero en evaluar su impacto en telescopios espaciales que operan entre 400 y 800 km de la Tierra.
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El avance de Starlink genera alarma entre astrónomos
Un equipo liderado por Alejandro Borlaff, de la NASA, simuló el efecto de las mega constelaciones en cuatro telescopios espaciales: el Hubble y el SPHEREx de la NASA, el Xuntian de China y el ARRAKIHS de la Agencia Espacial Europea (ESA). Los resultados mostraron que los rayos de luz reflejados por los satélites podrían arruinar hasta el 39,6% de las imágenes del Hubble y el 96% de las del ARRAKIHS y el Xuntian.
Los investigadores estimaron que, con los 560.000 satélites proyectados para el futuro, el número promedio de satélites visibles por exposición será de 2,14 para el Hubble, 5,64 para el SPHEREx, 69 para el ARRAKIHS y 92 para el Xuntian. Como posible solución, sugirieron ubicar los satélites en órbitas más bajas, aunque esto podría afectar la capa de ozono.
Alejandro Sánchez de Miguel, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), señaló que el estudio amplía las preocupaciones previas, centradas en la astronomía terrestre, y advirtió que las predicciones podrían ser incluso optimistas, ya que no incluyen todos los satélites planificados. «Este estudio muestra cómo no solo nos estamos quedando ciegos en los telescopios terrestres, sino también en los espaciales», explicó.
Olga Zamora, astrónoma del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), calificó los resultados como «devastadores» y recordó las declaraciones de Elon Musk, quien en el pasado sugirió que los astrónomos deberían mover sus telescopios al espacio para evitar la contaminación lumínica. «La ciencia del futuro está en juego», alertó.
Eva Villaver, subdirectora del IAC, destacó que el acceso a un cielo nocturno sin interferencias es fundamental para la ciencia y la cultura. «Sería triste comprobar que, como en el ‘Ensayo sobre la ceguera’ de Saramago, sabíamos que nos quedaríamos ciegos y no hicimos nada«, afirmó.
Jorge Hernández Bernal, investigador de la Universidad de La Sorbona, subrayó que el problema trasciende la astronomía y afecta el tráfico aéreo, el cambio climático y el patrimonio cultural de pueblos indígenas, como los aborígenes de Australia, que dependen de la observación del cielo. «La solución pasa por una democratización real del espacio», concluyó, pidiendo regulaciones multilaterales y transparentes.
Ambito.-
