
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, endureció este domingo su postura frente al grupo terrorista palestino Hamas y lanzó lo que definió como su última advertencia. En un mensaje difundido en su red social, Truth Social, afirmó que Israel ya aceptó sus condiciones y reclamó que Hamas haga lo mismo para poner fin al conflicto y liberar a los rehenes.
“Todos quieren a los rehenes en casa. Todos quieren que esta guerra termine. Los israelíes han aceptado mis términos. Es hora de que Hamas también lo haga. Esta es mi última advertencia, no habrá otra”, escribió Trump.
Una negociación paralela
El mensaje se da en el marco de una propuesta que Estados Unidos hizo llegar a Hamas a través de un canal alternativo: el enviado presidencial, Steve Witkoff, transmitió la oferta con la mediación del activista israelí de paz Gershon Baskin. El plan contempla un intercambio de los 48 rehenes aún en Gaza por miles de prisioneros palestinos y el inicio de un alto el fuego supervisado.
Según trascendió en Jerusalén, el gobierno de Benjamin Netanyahu evalúa la iniciativa, mientras continúa la ofensiva militar sobre la Franja, especialmente en Gaza City. La presión interna es fuerte: las familias de los cautivos y miles de ciudadanos israelíes protestaron este fin de semana en Jerusalén y Tel Aviv, exigiendo un acuerdo inmediato para frenar la guerra y garantizar la liberación de los secuestrados.
La ofensiva en curso
Sobre el terreno, las Fuerzas de Defensa de Israel intensificaron los bombardeos sobre posiciones de Hamas en Gaza, al tiempo que ordenaron nuevas evacuaciones de zonas donde aseguran que el grupo terrorista mantiene infraestructura militar y túneles.
Hamas, por su parte, insiste en que no liberará rehenes sin la retirada israelí. La falta de avances incrementa la tensión en las negociaciones y pone en duda la viabilidad del plan presentado por la Casa Blanca.
El papel de Trump
El estilo de Trump combina dureza pública y diplomacia discreta. Con su ultimátum, busca aumentar la presión internacional sobre Hamas, pero al mismo tiempo mantiene abiertos canales indirectos para alcanzar un entendimiento.
La jugada lo coloca en el centro de un tablero complejo: por un lado, el reclamo de los israelíes que lo ven como el único capaz de forzar un acuerdo; por el otro, la necesidad de mostrar resultados concretos en la liberación de los rehenes.
El desenlace es incierto. Por ahora, Trump fijó un plazo político y simbólico: su advertencia no admite segundas oportunidades. La decisión recae sobre Hamas, en un contexto donde cada movimiento puede definir tanto el destino de los rehenes como la continuidad de la guerra.
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