Después de más de un mes sin pronunciarse, el Fondo Monetario Internacional (FMI) expresó su respaldo al programa económico del Gobierno argentino. El mensaje llegó luego de la derrota de La Libertad Avanza en las elecciones de la provincia de Buenos Aires y en un escenario de creciente presión sobre el dólar, que cerró en $1416 en el mercado mayorista, apenas un 4% por debajo del techo de la banda cambiaria.
La vocera del organismo, Julie Kozack, aseguró que el Fondo “colabora estrechamente con las autoridades argentinas en la implementación de su programa para afianzar la estabilidad y mejorar las perspectivas de crecimiento del país”.
También ratificó el compromiso con la sostenibilidad cambiaria, el ancla fiscal y la agenda de desregulación. En respuesta, el presidente Javier Milei reiteró que no se moverá “ni un milímetro” de su plan, ratificando el equilibrio fiscal, la política monetaria restrictiva y el esquema de bandas.
El comunicado del FMI se conoció mientras el Banco Central evalúa intervenir en el mercado de cambios con los US$14.000 millones enviados en abril por el organismo. Sin embargo, este tipo de medidas tensan aún más el cumplimiento de las metas de acumulación de reservas, que antes de las recientes ventas se estimaban en US$6100 millones. Consultoras privadas advierten que las alternativas para reforzar las arcas oficiales son limitadas: compras en el MULC, privatizaciones o financiamiento adicional.
En el frente fiscal, el Gobierno busca alcanzar un superávit primario de 1,6% del PBI en 2025. Hasta julio logró un 1,1% (el 69% de la meta anual), pero analistas proyectan que para cumplir con lo pactado será necesario profundizar los recortes. Según estimaciones de la Fundación Mediterránea, el gasto no automático debería caer un 12% anual real entre agosto y diciembre, con el riesgo de que las partidas discrecionales —como transferencias a provincias y obra pública— se vean fuertemente ajustadas.
Las tensiones se agravan si se suman nuevas obligaciones fiscales, como la ley de discapacidad o proyectos sobre ATN e impuesto a los combustibles impulsados por gobernadores. En ese caso, el ajuste requerido en las erogaciones discrecionales treparía al 14% anual real en los últimos cinco meses del año. Así, el respaldo del FMI llega en un momento en el que la sostenibilidad del programa depende de la capacidad del Ejecutivo para sostener simultáneamente la disciplina cambiaria, la meta fiscal y la recomposición de reservas.
