La derrota oficialista en las elecciones legislativas de Buenos Aires y la expectativa por la presentación del Presupuesto para el 2026 impactaron con fuerza en los mercados financieros.
La reacción tras la derrota electoral ocurrió de manera inmediata con una caída de las acciones y un repunte en la cotización del dólar, que el viernes cerró en $1.453 en el segmento mayorista, tras tocar un máximo intradiario de $1.457. El Banco Central (BCRA) monitorea de cerca la situación con la intención de evitar que la divisa supere el límite de la “libre flotación” establecido en $1.472.
En los días previos a los comicios, el Tesoro intervino con la venta de más de 500 millones de dólares para frenar la presión cambiaria. Aunque el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que la última semana no hubo ventas oficiales en contado, el organismo monetario mantiene posiciones por 4.500 millones en contratos de dólar futuro.
Estas operaciones anticipan un tipo de cambio de $1.522,50 para fines de octubre y de $1.605 para diciembre, por encima del techo previsto por la banda cambiaria.
El mercado observa con inquietud el nivel de reservas netas del BCRA, todavía por debajo de la meta de diciembre en unos 5.400 millones de dólares. Aun así, analistas destacan que el traslado de la devaluación a precios se mantiene limitado: la inflación de agosto fue de 1,9% y acumuló 19,5% en los primeros ocho meses, la cuarta baja consecutiva por debajo del 2% mensual.
Al mismo tiempo, el Gobierno modificó su estrategia monetaria: redujo las tasas de interés en operaciones REPO y simultáneas, que bajaron hasta 35%. La medida busca aliviar el costo financiero y sostener la actividad económica. Según el economista Ignacio Morales, este cambio permitió una baja en los rendimientos de la deuda pública en pesos y una curva de tasas más moderada.
El fortalecimiento del tipo de cambio real multilateral, que superó los 100 puntos por primera vez desde marzo de 2024, aporta competitividad a las exportaciones. Sin embargo, la incertidumbre política y los vencimientos de fin de año siguen condicionando la estabilidad cambiaria. “El Gobierno empieza a desandar el corset monetario que había impuesto para llegar a las elecciones, ahora deberá encontrar un nuevo equilibrio entre dólar y tasas”, resumió Nicolás Cappella, del Grupo IEB.
