Al advertir la presencia del policía Fernández abandonó la moto robada e intentó darse a la fuga en la de su cómplice: Brian Vargas. Follmer efectuó un certero disparó desde unos 15 metros.
El proyectil atravesó la cabeza de Fernández, desde la nuca hasta la frente. La trayectoria desde atrás hacia adelante y desde abajo hacia arriba corrobora que el disparo fue hecho por la espalda y la versión de una testigo que asegura haber visto a Follmer arrodillado, en posición de tiro.
La jueza Dolly Fernández, de la Cámara Segunda en lo Criminal, entendió que Follmer actuó en legítima defensa frente a un ladrón que además estaba armado, y lo absolvió.
En los argumentos del fallo, reproducidos parcialmente por Chaco Día Por Día, la jueza reprocha al fiscal Diego Bogado por no haber profundizado en toda la investigación y, en cambio, adoptar una postura idéntica a la querella; y a la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia por dilapidar recursos públicos en un caso que, según su entender, no constituye un hecho de violencia policial.
Para la querella y la fiscalía, Follmer abusó de su arma reglamentaria y su formación policial, apuntó y disparó a matar.
Sin embargo, la jueza Dolly Fernández consideró que esto es imposible por el pésimo nivel de la capacitación policial, y adhirió al planteo de la defensa que aseguró que el disparo sólo pretendió disuadir al ladrón, y consideró que no estaba probada la aptitud de Follmer como tirador.
“Sabemos por conocimiento general que el entrenamiento que reciben los policías, previo a salir a la calle es paupérrimo, es deficiente. No como lo sostiene la fiscalía que por ser un funcionario policial debería tener perfecto dominio del arma, ello no está comprobado en la causa, no se solicitó sus antecedentes a la escuela de policía ni se averiguó sobre que puntería tenía el imputado; sólo se hizo una suposición que por ser policía debía ser un buen disparador”, sorprendió en los fundamentos.