Monseñor Radrizzani hizo pública una carta en la que pidió perdón a aquellos que se sintieron ofendidos por la misa que se realizó días atrás frente a la Basílica de Luján
El arzobispo de Mercedes – Luján, monseñor Agustín Radrizzani, les pidió “perdón” a quienes “han sufrido” por la misa que ofició días pasados frente a la basílica de Luján por pedido de varios gremios muy críticos del Gobierno y a la que asistieron por Camioneros los sindicalistas Hugo y Pablo Moyano y conspicuos referentes del kirchnerismo.
Un grupo de gremios nucleados en el Frente Sindical para el Modelo Nacional –encabezados por SMATA, Bancarios y Camioneros- le había pedido a monseñor Radrizzani que celebrara una misa para rogar por “pan, paz y trabajo”, a la que adhirieron los movimientos sociales.
La celebración disparó una fuerte controversia ya que muchos la consideraron un acto opositor con la anuencia de la Iglesia e incluso como un respaldo a los Moyano, actualmente asediados por varias causas por lavado y corrupción, quienes saludaron al arzobispo al final.
En su carta, el arzobispo reconoce que algunos “se sienten desorientados o angustiados” por la misa y explica que el pedido fue hecho por el dirigente peronista Julián Domínguez en representación de algunos gremios y organizaciones sociales.
“Ante este pedido, y ante la finalidad que perseguía el encuentro, no creí oportuno negarme a esta invitación”, señaló y precisó que “tampoco estuve en contacto con ningún gremialista para preparar la misa”.
Al salir al cruce de las críticas, afirma: “Nunca tuve el deseo de apoyar ni un partido, ni una ideología, ni una persona. Por tanto, no existió intencionalidad política alguna en la celebración”.
“Y les aseguro –subraya- que no he recibido ningún beneficio económico para nuestra querida Iglesia arquidiocesana ni tampoco para mi persona”.
Puntualiza, además, que “como Iglesia no nos identificamos con ningún partido, ni apoyamos ninguna persona en particular vinculada a los mismos”.
“Mi intención, al aceptar dicha celebración, fue expresada en la homilía y fue la de propiciar un clima de diálogo para superar las dificultades que sufren muchos argentinos”.
En ese sentido, dice que “el diálogo, para que sea constructivo, debe ser hecho con sinceridad y sin segundas intenciones. Es escuchar al otro y manifestarle mis puntos de vista”.
“Esto construye puentes que forjan entre nosotros una convivencia fraterna que es el encuentro entre hermanos, tan recomendado por el papa Francisco y tan necesario en este momento histórico que nos toca vivir”, asevera.
Para Radrizzani, “esto ayuda a superar las dolorosas divisiones o ‘grietas’ que tanto dificultan nuestro crecimiento como nación”.
Finalmente, destaca que “como Iglesia, nos oponemos a toda forma de corrupción”.