Un hombre que practicaba paracaidismo chocó contra un avión y murió de forma instantánea. Un hombre que saltó en paracaídas murió decapitado al chocar contra un avión. El caso sucedió en Francia en 2018, pero se conoció ahora, cuando el piloto enfrenta el juicio.
Alain C, de 64 años, manejaba un avión Pilatus en julio de aquel año en Bouloc-en-Quercy, al norte de Toulouse, cuando Nicolas Galy, un ingeniero y paracaidista experimentado de 40 años, chocó contra el ala a más de 4400 metros de altura.
Él y un compañero se habían arrojado desde una aeronave, ya habían finalizado la etapa de caída libre y empezado la de planeo, cuando ocurrió la tragedia.
De acuerdo con lo relatado por el diario The Times, el impacto le produjo un corte letal en el cuello. Como resultado de esto, el cuerpo y la cabeza cayeron al suelo de forma separada e impactaron sobre un campo.
La defensa del piloto tras la muerte del paracaidista
En su defensa durante el juicio, Alain C explicó que bajó a tierra tras el impacto y que no sabía que tenía a los dos hombres delante de él. “Comparado con los paracaidistas que van en caída libre, es más complicado con los wingsuiters que van más en línea recta. No descienden mucho y pueden entrar en conflicto con la aeronave”, argumentó.
En el mismo sentido sostuvo que la víctima, que contaba con más de 220 saltos a lo largo de su vida, “no siguió la trayectoria esperada y nunca debería haber estado en esa línea”. “Estaba paralelo al avión y yo pensaba que estaba más al norte. No era mi responsabilidad. Creo que mi trayectoria de vuelo tenía sentido”, indicó, a la vez que calificó el hecho como “la tragedia más grande” de su vida.
Sin embargo, la fiscal del caso, Jeanne Regagnon, aseguró que Galy respetó las reglas y reveló que la licencia del piloto no era válida ya que contaba con unas irregularidades. Por estos motivos pidió 12 meses de cárcel en suspenso y una multa de 10.000 euros.
Fuente: Mitre
Alain C, de 64 años, manejaba un avión Pilatus en julio de aquel año en Bouloc-en-Quercy, al norte de Toulouse, cuando Nicolas Galy, un ingeniero y paracaidista experimentado de 40 años, chocó contra el ala a más de 4400 metros de altura.
Él y un compañero se habían arrojado desde una aeronave, ya habían finalizado la etapa de caída libre y empezado la de planeo, cuando ocurrió la tragedia.
De acuerdo con lo relatado por el diario The Times, el impacto le produjo un corte letal en el cuello. Como resultado de esto, el cuerpo y la cabeza cayeron al suelo de forma separada e impactaron sobre un campo.
La defensa del piloto tras la muerte del paracaidista
En su defensa durante el juicio, Alain C explicó que bajó a tierra tras el impacto y que no sabía que tenía a los dos hombres delante de él. “Comparado con los paracaidistas que van en caída libre, es más complicado con los wingsuiters que van más en línea recta. No descienden mucho y pueden entrar en conflicto con la aeronave”, argumentó.
En el mismo sentido sostuvo que la víctima, que contaba con más de 220 saltos a lo largo de su vida, “no siguió la trayectoria esperada y nunca debería haber estado en esa línea”. “Estaba paralelo al avión y yo pensaba que estaba más al norte. No era mi responsabilidad. Creo que mi trayectoria de vuelo tenía sentido”, indicó, a la vez que calificó el hecho como “la tragedia más grande” de su vida.
Sin embargo, la fiscal del caso, Jeanne Regagnon, aseguró que Galy respetó las reglas y reveló que la licencia del piloto no era válida ya que contaba con unas irregularidades. Por estos motivos pidió 12 meses de cárcel en suspenso y una multa de 10.000 euros.
Fuente: Mitre