Después de inaugurar el camino lector en la zona rural, el Plan de Lectura Municipal tuvo su cita en la emblemática barriada del este ciudadano, el Monseñor De Carlo.
La primera vez que el Plan leía en la ciudad. El recorrido era simple, había que llegar a la Parroquia Santa Cruz. Allí nos esperaban las luminosas maestras del anexo del nivel primario que el Instituto «Nuestra Señora de la Guardia» ofrece en ese predio de calle 13 entre 6 y 8.
Nos encontramos con un escenario inusual para un establecimiento educativo de la ciudad, leeríamos en un patio rodeados de césped, plantas y árboles.
Los chicos se arrimaron con sus sillas. Verlos llegar, acomodarse y saludar ya nos auguraba una recepción muy linda a la lectura.
El clima lector estaba listo. Nos arrimaron vasos de agua fría, un café y bizcochitos. Mercedes iba a leer con nosotros por primera vez y su ansiedad nos contagiaba. Libia tomó el desafío del primer cuento y, como siempre, ese oficio de mediadora entre la palabra escrita y la oralidad produjo el encantamiento que, bien sabemos, se produce, luego de más de 100 encuentros lectores.
La audiencia quedó encantada, lo siguió el delicioso Cuento de amor y amistad de Luis Pescetti, para hacerlos reír con lo inesperado de su trama.
Y, entonces, Mercedes tomó la palabra, no quería el micrófono. Se lo tuvimos que sostener. Tímidamente empezó a leer un exquisito relato de Graciela Cabal. Al poco tiempo estábamos hablando con chicos y chicas de entre 10 y 12 años de La Divina Comedia de Dante Alighieri.
Rompió el hielo Mercedes y se animó a recitarles un poema de su infancia aprendido en ese mismo barrio, donde una de sus calles lleva el nombre de su padre.
Seguimos disfrutando de leer, de escuchar a Mercedes recitarles relaciones. De escuchar a Libia contarles cómo se quedó la virgen en Itatí, con el hermoso texto que escribiera la imprescindible Graciela Cabal.
Pasó el tiempo, como pasa cuando las cosas son buenas. El Plan comienza a rodar su tercer año de lecturas . Lecturas que hunden sus raíces en el corazón de cada niño, para a alentarlo, desde la belleza, la emoción, y el reconocimiento de que son muy importantes para nosotros.
El Plan volvió y la infancia saenzpeñense volverá a escucharlo.