Durante los primeros dos años de gestión de Javier Milei, los salarios cumplieron un rol central como ancla del proceso de desinflación. A lo largo de 2025, al menos hasta mediados de año, el Gobierno sostuvo un techo informal en las paritarias con el objetivo de avanzar en la desindexación y contener la dinámica de precios. Recién desde junio algunos gremios lograron acuerdos levemente por encima de la inflación, mientras que, frente a la volatilidad cambiaria del segundo semestre, predominó la negociación de bonos y pagos extraordinarios para compensar la pérdida de poder adquisitivo.
Los últimos datos del INDEC reflejan que la recuperación salarial sigue siendo incompleta. En octubre, tanto los salarios privados registrados como los públicos volvieron a perder frente a la inflación, con subas del 2% contra un IPC del 2,3%. En el acumulado de 2025, los salarios privados formales crecieron 24%, todavía por debajo de la inflación del período. En términos reales, el poder adquisitivo continúa por debajo de los niveles previos al recambio presidencial: el sector privado formal registra una caída del 0,9% desde noviembre de 2023, mientras que el sector público acumula una pérdida del 14,4%, con un retroceso promedio del 5,8% para los trabajadores registrados.
La heterogeneidad sectorial volvió a marcar el comportamiento de los ingresos. La intermediación financiera fue el sector más dinámico del año y permitió que los salarios bancarios acompañaran la inflación, mientras que Comercio e Industria se ubicaron entre los más afectados, con ajustes moderados o directamente negativos en términos reales.
Un informe de Invecq señala que, en promedio, el salario real se ubica 2,5% por encima de 2023, aunque con fuertes disparidades: los sectores “ganadores” exhibieron mejoras cercanas al 6%, frente a avances mucho más acotados en los rubros rezagados. Los empleados públicos permanecen entre los más perjudicados, mientras que los salarios de convenio fueron los que mejor desempeño mostraron.
De cara a 2026, las proyecciones anticipan un escenario de mayor previsibilidad, aunque atravesado por la cautela empresaria. Relevamientos privados indican que las empresas evalúan aumentos de entre 16% y 20% para el personal fuera de convenio, por encima de la inflación prevista en el Presupuesto, considerada optimista por el mercado. En ese contexto, la evolución del tipo de cambio y la credibilidad del esquema macroeconómico aparecen como variables clave para definir si la desaceleración inflacionaria logra traducirse en una recuperación sostenida de los salarios reales.
