El papa Francisco adelantó hoy que a inicios de julio irá a Sudán del Sur junto a representantes de otras Iglesias cristianas para realizar una «peregrinación ecuménica de paz», y el Vaticano confirmó hoy que el Pontífice irá a Canadá del 24 al 30 de ese mes.
«El Arzobispo Justin Welby y el Moderador de la Iglesia de Escocia Jim Wallace, dos queridos Hermanos, serán mis compañeros de viaje cuando, dentro de unas semanas, podamos por fin ir a Sudán del Sur», planteó hoy el Pontífice de cara al viaje que hará del 5 al 7 de julio como etapa final por la que antes visitará República Democrática del Congo (RDC).
Francisco planteó que el viaje que hará con Welby y con Jim Wallace «será una peregrinación ecuménica de paz», dada la gran cantidad de protestantes que viven en el país africano.
Francisco hizo el anuncio hoy al recibir a una delegación de la Comisión Internacional Anglicano-Católica Romana.
«Oramos para que inspire a los cristianos de Sudán del Sur y del mundo a que sean promotores de la reconciliación, tejedores de armonía, capaces de decir no a la perversa e inútil espiral de violencia y armas», agregó Jorge Bergoglio, de 85 años, de cara al que sería su segundo viaje del año tras la visita a Malta a inicios de abril.
El viaje al denominado «país más joven del mundo», que busca salir de años de divisiones y guerras internas, se dará luego de un nuevo estallido de violencia que afecta en particular al condado de Leer, en el Estado de Unity, donde desde febrero se han registrado más 70 víctimas y unas 40.000 personas se vieron obligadas a huir.
Hace tres años el Papa había convocado a las más altas autoridades religiosas y políticas de Sudán del Sur a la Casa Santa Marta para un retiro espiritual ecuménico del que participó Welby y luego del que, en un gesto histórico, Bergoglio besó los pies a los líderes del país para pedir por la paz.
Por otro lado, el vocero papal Matteo Bruni confirmó hoy que el Papa irá a Canadá del 24 al 30 de julio para un viaje en el que visitará Edmonton, Iqaluit y Quebec, y que estará marcado por el pedido de perdón de parte del pontífice por los abusos cometidos contra niños en internados católicos en el siglo pasado.