Mediante un estudio realizado por la revista Remote Sensing of Environment alertan sobre el iceberg, que se desprendió de la Antártida en 2017, terminó de derretirse en las cercanías de la isla Georgia del Sur y liberó más de 150.000 millones de toneladas de agua dulce que podrían “alternar un ecosistema frágil”.
Cabe recordar que en junio de 2017, el témpano bautizado como A68 se separó de la plataforma de hielo Larsen C, al este de a península antártica. En su momento, medía 5.800 kilómetros cuadrados y era el “sexto mayor jamás detectado”.
A raíz de la investigación se aseguró que “la pérdida del hielo polar en forma de icebergs, que luego se derriten, es un proceso natural, pero el calentamiento global contribuye a acelerarlo”.
Además, los investigadores advierten que «el volumen de agua desprendido por A68 vertida en un mar donde se alimentan focas, aves y ballenas, podría haber afectado las propiedades del agua y del plancton”. A futuro, esperan poder estudiar sobre “la trayectoria que toman los icebergs y cómo influyen en los océanos polares”.
A68 estuvo durante dos años en las aguas del mar de Weddell, ubicado entre las costas de la Península Antártica y Tierra de Coats, derivó su recorrido hacia el norte, adentrándose en el Atlántico donde finalmente terminó de derretirse en las cercanías de la Isla Georgia del Sur en 2021.