¿Por qué la ciencia asegura que no conviene tomar leche descremada?

Ese tipo de leche puede tener más complicaciones que beneficios.
La leche descremada ha sido durante mucho tiempo la opción preferida para aquellos que buscan mantenerse saludables o perder peso. Con su contenido reducido de grasas, se promociona como una alternativa más liviana y amigable con la dieta.
Sin embargo, ¿qué dice realmente la ciencia al respecto? Contrario a la creencia popular, diversos estudios recientes han cuestionado sobre los verdaderos efectos de este tipo de leche en la salud.
Salud: ¿qué dice la ciencia sobre tomar leche descremada?
Las investigaciones revelaron la verdadera idoneidad de la leche descremada, no solo como aliada en la pérdida de peso, sino también como un elemento clave en la salud general.
La modificación de la composición de la leche para convertirla en descremada, eliminando su fracción grasa, plantea interrogantes sobre su verdadero impacto en nuestra alimentación.
Según las regulaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, la leche descremada debe contener como máximo un 1% de materia grasa para su comercialización. Esto le otorga un menor valor energético en comparación con las variedades enteras o semidescremadas.

El reconocido experto en Pediatría de Harvard, el doctor David Ludwig, ha levantado la voz contra la percepción tradicionalmente positiva de la leche desnatada. Ludwig advierte que este tipo de leche posee un alto contenido de azúcar, lo que podría estar contribuyendo a la creciente epidemia de obesidad..
Sorprendentemente, una taza de leche descremada contiene casi la misma cantidad de azúcar que una galleta de chocolate, superando así los límites recomendados de consumo de azúcar tanto para niños como para adultos.
Los pediatras aconsejan que los niños limiten su ingesta diaria de azúcar a solo 12 gramos, lo que equivaldría aproximadamente a tres cucharaditas de 4 gramos cada una. Sin embargo, una sola ración de leche descremada al día ya podría superar este límite, dejando a los adultos también en riesgo de exceder el margen saludable con solo dos tazas al día.
Aunque la leche descremada se ha considerado tradicionalmente como la opción preferida en casos donde se debe controlar la ingesta de grasa y el contenido calórico de la dieta, la postura de Ludwig desafía esta noción.
Según él, un vaso de leche descremada aporta 122 calorías, lo que puede sumar un total considerable si se consumen varias raciones al día. Este enfoque plantea dudas sobre si las porciones recomendadas actualmente son adecuadas, sugiriendo que tres vasos de leche descremada podrían ser excesivos teniendo en cuenta su contenido en azúcar.
Cronista

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